La calidad del sueño está asociada a la evolución del dolor cervical y el hecho de dormir mal en sí mismo predice que el paciente evolucionará peor y que es más probable que se convierta en enfermo crónico, según dos estudios de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (Reide). Estas son algunas de las conclusiones de los estudios realizados por la Reide, que han sido refrendados por las revistas científicas The Clinical Journal of Pain y European Journal of Pain, y que ofrecen más conclusiones.

El 62,7% de los pacientes con dolor cervical tienen una mala calidad de sueño y el dolor resulta más difícil de curar que en los pacientes que duermen bien. La probabilidad de que este tipo de dolor mejore a lo largo de tres meses (el tiempo que se siguió a los pacientes) es un 191% mayor entre quienes duermen mejor que entre quienes no pegan ojo. El 57 % de los pacientes con dolor lumbar tienen también el sueño complicado, pero en ellos sin embargo la calidad del sueño no predice la evolución del dolor.

DOLOR LUMBAR / La línea de investigación comenzó hace ocho años, tal y como explica el doctor Francisco Kovacs, director de Reide y de la Unidad de la Espalda del Hospital Universitario HLA-Moncloa. Se trataba de estudiar la calidad del sueño y su asociación, por una parte, con el dolor cervical, y por otra con el dolor lumbar.

En los estudios participaron 883 pacientes subagudos y crónicos, a los que se siguió durante tres meses. Se centró en estos pacientes porque, según el especialista, los casos agudos «no son verdaderamente un problema ya que representan el 80% de los pacientes, pero tienden a curarse espontáneamente en las primeras semanas». Sin embargo, el 20% de subagudos y crónicos representan el 80% de los costes que esas afecciones causan, con lo que «el verdadero problema es el proceso de cronificación» .

En el estudio relacionado con el dolor cervical participaron 422 pacientes y médicos de 32 centros sanitarios (14 centros de atención primaria, 10 hospitales y 8 consultas de fisioterapia) de 12 comunidades. Durante 90 días se midió la calidad del sueño de los pacientes a través del índice Pittsburgh, que consiste en una escala de 21 puntos, en la que cero corresponde a la mejor calidad posible y 21 a la peor.

En el estudio sobre dolor lumbar participaron 461 pacientes y médicos y expertos de 33 centros sanitarios de también 12 comunidades. El método que se siguió fue el mismo, pero su resultado no: el hecho de que se durmiera bien o mal al principio del estudio no predecía su evolución del dolor lumbar.