El actor Antonio Banderas prosigue con la apuesta empresarial por su Málaga natal, que vive un auge turístico y cultural, al adquirir casi la mitad de las acciones de la popular bodega bar El Pimpi, lo que se suma a su reciente anuncio de que desarrollará un proyecto escénico en el Teatro Alameda. Fuentes cercanas a la operación han informado de que ya se ha rubricado el acuerdo por el que Banderas pasa a ser nuevo accionista de la empresa con una «amplia» participación, aunque no mayoritaria, sin que haya trascendido el importe desembolsado. El Pimpi es una emblemática y concurrida taberna de tapas y vinos creada en 1971, conocida internacionalmente y convertida en atractivo turístico, que se sitúa en el centro histórico, cerca del Museo Picasso, e incluye una sala de barriles sobre la que numerosos famosos estamparon sus dedicatorias.

La empresa prevé en esta etapa abordar «nuevas líneas de negocio a corto plazo como la del catering», proyecta organizar una escuela gastronómica y ha creado la Fundación El Pimpi, que se dedicará a las facetas cultural y social, según ha explicado el gerente, Pablo Gonzalo, que califica la entrada de Antonio Banderas como «un revulsivo en la línea de crecimiento de El Pimpi en la última década», una llegada que coincide con la salida de otro socio, su fundador, el cordobés Francisco Campos, que será el presidente de honor de la Fundación El Pimpi.

Banderas y El Pimpi habían estrechado sus vínculos al ser vecinos, ya que el actor posee una vivienda en el edificio colindante con la bodega, aunque la relación arrancó en los inicios de la carrera del artista en el cercano Teatro Romano, detalla Gonzalo. El hermano del artista, Francisco Javier Banderas, entrará a formar parte del consejo de administración de la compañía, en la que se integran también la familia Cobos, encabezada por José Cobos, y el gerente de la empresa.

Antonio Banderas anunció a finales de septiembre que desarrollará el proyecto escénico que tenía previsto en Málaga en el Teatro Alameda tras alcanzar un acuerdo con sus propietarios para emprender la iniciativa teatral con la que vino «soñando desde hace ya demasiado tiempo», según confesó entonces.