Son mil metros cuadrados de inmueble y tiene tres plantas con siete habitaciones por piso, además de ascensor e incluso un molino.

Es el ayuntamiento de Báscara, en Gerona, donde pronto colgará el cartel de en venta. Es la solución que estudia Narcís Saurina, el alcalde de este pueblo catalán de poco más de mil habitantes para hacer frente a una deuda de tres millones de euros.

Saurina culpa de esta medida extrema a su predecesor en el cargo por su mala gestión, aunque este se defiende. Su equipo, ahora en la oposición, reconoce los impagos, pero no la cifra de la que habla el actual alcalde. Ahora los vecinos votarán en una consulta popular si quieren vender o no la casa consistorial.

Con la venta del inmueble, que anteriormente fue hostal, tienda y notaria, las arcas municipales esperan llegar a ingresar un millón y medio de euros.