En el futuro previsto por Aubrey de Grey (Londres, 1963) no hay ni cáncer, ni infartos ni ninguna enfermedad mortal, sino una panoplia de terapias reparadoras que serán capaces de revertir el proceso de envejecimiento. "Los humanos --repite con insistencia-- vivirán 1.000 años en una especie de eterna juventud". Con una barba kilométrica y aspecto juvenil, De Grey es un científico pintoresco que lo último que provoca es indiferencia. Para empezar, no es ni un médico ni un biólogo, sino un ingeniero informático especialista en análisis de datos genéticos. Unos se refieren a él como el gurú del antienvejecimiento, mientras que otros lo califican de excéntrico propio del universo de Tolkien. La semana pasada estuvo en Barcelona invitado por La Caixa.

Sus teorías pueden resultar complejas, pero no su objetivo: "El envejecimiento es una enfermedad que causa dolor y mata --explica en una entrevista--. ¿Por qué no lo erradicamos?" Y, puestos a pedir, ¿por qué no 2.000 años de vida "Mil años es obviamente un cálculo aproximado --afirma el gerontólogo--. Aunque dejemos de morir por causas naturales, nada garantiza que no vayamos a sufrir un atropello o un accidente mortal. Mil años es hoy en día la posibilidad media que tenemos de sucumbir a una muerte violenta".

DONANTES PARTICULARES El científico encabeza la Methuselah Foundation y un programa llamado SENS (www.sens.org), sufragado por particulares, cuyo objetivo es investigar terapias contra el envejecimiento. Según De Grey, todas las lesiones causadas por el paso de los años se podrían reparar. "El envejecimiento está formado por diferentes lesiones, clasificables en siete tipos, que se acumulan en el cuerpo y que pueden ser tratadas separadamente aunque se manifiesten de forma simultánea". En alguna de las siete estrategias de SENS se está cerca de encontrar tratamiento, pero asume que en otras pueden pasar décadas, como evitar las mutaciones en el ADN que originan el cáncer. "Es la parte más dificil de resolver porque la evolución está de su parte. Mientras que otros aspectos del envejecimiento son estáticos, el cáncer evoluciona constantemente".

En la vida futura imaginada por De Grey no se alargan todas las edades de una manera proporcional. Seguirá habiendo bebés, niños y jóvenes, pero cuando se alcance la madurez ya no se envejecerá más. "Podremos permanecer en el estado físico de los 25 o 30 años tanto tiempo como vivamos --dice--. Nunca tendremos el declive que se produce a partir de entonces". Para mantenerse a punto, eso sí, los hombres pasarán cada 5 o 10 años una especie de ITV que les sustituirá tejidos u órganos envejecidos. "Fuimos diseñados para vivir 80 o 100 años, pero, como si fuéramos un coche al que se le van cambiando las piezas, lograremos vivir mucho más".

"Creo que tenemos un 50% de probabilidades de lograr el objetivo en 25 o 30 años, siempre y cuando la investigación esté bien financiada y se empiece pronto. Si no hay suerte, está claro que podrían ser 100 años, pero yo soy optimista: los niños actuales igual lo disfrutan". No fumar, cuidar el peso, hacer ejercicio y otros factores ligados al estilo de vida ayudan a prolongar la vida y a acercarla al máximo potencial, explica De Grey. Sin embargo, aunque ya se ha logrado duplicar la longevidad de ratones mediante dietas hipocalóricas y medicina regenerativa, al investigador no le apasiona esa línea. Con una vida saludable, insiste "solo podremos llegar a 120 o 140 años".

"Hay cosas que causan lesiones que no son negociables, que no las podemos evitar. Por ejemplo, hemos de respirar aunque eso dé alas a la oxidación y los radicales libres", afirma.