Ana Julia Quezada pasó sus primeras horas en prisión «sorprendentemente serena y tranquila», según informaron fuentes penitenciarias. La mujer, acusada de asesinato, detención ilegal y un delito contra la integridad moral por el crimen de Gabriel Cruz, ingresó el pasado jueves en la cárcel almeriense de El Acebuche. Allí le han aplicado el protocolo antisuicidios y le han adjudicado una interna de confianza, también conocida cómo presa sombra, para acompañarla en todo momento durante su estancia y evitar que se autolesione o pueda sufrir amenazas y agresiones físicas por parte de otras reclusas del centro.

Después de que el juez ordenara su internamiento en prisión, lo primero que hizo Quezada fue pedir poder hablar con su madre, Juana Cruz, de 72 años y residente en República Dominicana, país del que es originaria Ana Julia, según pudo saber este periódico. Así, la asesina llamó por teléfono a su progenitora y ambas mantuvieron una «breve conversación» en la que la reclusa intentó tranquilizarla.

«La señora estaba muy nerviosa al otro lado del teléfono y ella trató de calmarla, asegurándole que se encontraba bien, que todo iba bien», afirman las fuentes consultadas por este diario. Durante la charla entre madre e hija, según aseguran estas mismas fuentes penitenciarias, Quezada solicitó apoyo económico a su madre: «Le dijo: mándame dinero». Por el momento, la madre es la única familiar con la que Ana Julia ha contactado desde la prisión y a quien ha comunicado su situación.

Precisamente, la madre de Ana Julia Quezada pedía «perdón al pueblo de España» por el crimen de su hija esta semana en declaraciones a varios medios de comunicación que se desplazaron hasta la localidad de La Cabuya, en la provincia dominicana de La Vega, donde reside la mujer y dónde nació la asesina en 1974. «Si es culpable, fue el demonio el que la indujo a cometer el terrible hecho», declaró Juana Cruz. Y añadió: «Una hija mía que tan buena educación le di… no lo creo. Yo nunca jamás pensé que ella pudiera hacer eso», sentenció la apesadumbrada madre.

De momento, Quezada permanece en el módulo de ingreso de El Acebuche. Para proteger su integridad y evitar incidentes entre la población reclusa, Ana Julia hará todas las comidas en su celda y dispondrá de menos tiempo para salir al patio que el resto de internas. Así lo confirmaron sus abogados, Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez, que aseguraron que Quezada se ha sentido «segura» en la cárcel y confían en que Prisiones velará por su seguridad porque les consta que «en la prisión de Almería trabajan buenos profesionales».