El canal de pago #0 quiere imprimir su sello de calidad al género del reality con El puente (22.00), una serie documental de ocho capítulos producida por la misma factoría de Gran Hermano, pero con mimbres y principios diferentes. Para empezar, el equipo de Zeppelin TV ha abandonado la casa de Guadalix y se ha marchado a la Patagonia con 15 desconocidos cuya misión es construir un puente en 30 días.

El premio que les espera, si lo logran, son 100.000 euros, aunque el destino personal del botín dependerá de sus propias votaciones y del grado de generosidad del ganador. No hay nominaciones ni expulsiones. Tampoco se verán escenas íntimas de los concursantes porque se ha renunciado a grabar dentro de la cabaña donde viven. Todo ello en aras de conseguir una versión más elegante del género bajo la atenta de mirada de la rediviva Paula Vázquez, que oficiará como narradora.

Las credenciales con las que se presenta esta idea no dejan lugar a dudas sobre sus intenciones: «Un formato original nunca visto, un juego de estrategia de proporciones épicas con una realización cuidada al extremo». De esto último pudo dar fe la prensa durante el pase privado del primer capítulo, cuya factura técnica supera los niveles de calidad habituales.

Intimidad

El director del programa, Alvaro Díaz, reconoce que se han inspirado en la nueva senda marcada en #0 por el premiado Tabú de Jon Sistiaga. «En nuestro afán por hacer un producto diferente, tuvimos que tomar decisiones chocantes para este género, como la de no grabar dentro de la casa donde viven por respeto al descanso del guerrero, lo que te marca una diferencia», explica antes de justificar tan drástica determinación: «No era un contenido que nos pareciera imprescindible porque poníamos más énfasis en las estrategias, alianzas y relaciones». De ellas dependerá la suerte final del premio, ya que los participantes elegirán en secreto al compañero que tendrá en su mano quedárselo o compartirlo.

A Zeppelin le costó tres años colocar su producto. «Hablamos con otras cadenas, pero el único que fue valiente para apostar por una idea como esta, propia y nacional, fue Fernando Jerez, director de #0», recuerda Díaz, quien reconoce el riesgo: «A lo mejor el público de un reality tradicional no se siente identificado, pero vete tú a saber…»