Un veterinario ha admitido en un juicio con jurado que mató a su mujer en la clínica que regentaba en Benijófar (Alicante) inyectándole productos anestésicos y ha aceptado una condena de diez años de cárcel.

La fiscalía solicitaba inicialmente 15 años de prisión por un delito de homicidio con agravante de parentesco, pero llegó a un acuerdo con la defensa para rebajar esa condena en cinco años tras aplicar la atenuante de dilaciones indebidas por la demora en la tramitación del proceso.

«Ella había dicho que no quería vivir más», dijo a preguntas del fiscal, y reconoció que introdujo el cadáver en el maletero de su coche y lo incineró después porque ella quería que «desparramara sus cenizas». Si él no la mataba de esta manera, ella misma «iba a hacerlo de una forma más cruenta», ya que había intentado suicidarse con anterioridad.