María José Carrascosa aterrizó ayer en Valencia tras haber pasado más de ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos). En libertad provisional desde abril del 2015, la abogada valenciana, que fue condenada por desacato y secuestro tras llevarse a su hija en medio de un litigio con el padre de esta, ya está en casa. Y tenía muy claro lo que iba a hacer antes de nada: «Ir a casa a dormir y abrazar primero a mi hija».

El mismo día en que Juana Rivas se entregaba, Carrascosa ponía fin a su «calvario de once años», tal y como describió su padre el tiempo que la familia lleva sufriendo. Un tiempo «larguísimo» que hay que pasar para saber lo que es, señaló. Ayer, José estaba «feliz». Su hija, muy emocionada, dedicó unas breves palabras de agradecimiento a los medios de comunicación que la esperaban. «Gracias a España por haber estado todos apoyándome», declaró, muy emocionada, a su llegada al aeropuerto de Manises.

La mujer se casó en 1999 en Buñol con Peter Innes, solo unos meses después de conocerle a través de un chat de internet. Cinco días después de la boda, se mudaron a Nueva Jersey y al poco tiempo, se quedó embarazada.

Acusación por agresiones

En el 2005, tras separarse y firmar un acuerdo según el que ninguna de las partes podía sacar de EEUU a la niña, Carrascosa trajo a la pequeña a España y su exmarido la denunció por secuestro. El juez Edward Torack, del condado de Bergen (Nueva Jersey), concedió la custodia al padre y ordenó a la madre que regresara al país para entregarle a su hija. En el 2006, volvió a Estados Unidos para asistir a una vista judicial en la que conoció los cargos contra ella. Tras negarse a llegar a un acuerdo, fue detenida, y, tres años después, condenada a 14 años de prisión en un juicio con jurado popular. Carrascosa también sostenía, como Rivas, que su marido la agredía, e incluso le acusó de haber tratado de envenenarla y asesinarla. Las autoridades españolas prohibieron a la niña salir del país hasta los 18 años, que cumplirá en abril.

«Estoy muerta. Tengo ya ganas de llegar a casa. Gracias, un abrazo». Fueron las palabras con las que se despidió de la prensa antes de irse a casa, donde también la esperaba su madre. «La vez anterior que vine al aeropuerto traje a mi hija, que se iba para 21 días a un tema a Estados Unidos. Y se han convertido en once años los que hemos tardado en reencontrarnos», resumió José. «Ya se ha acabado; ya está», dijo aliviado, para añadir que lo que toca ahora es empezar una «nueva vida» y salir adelante.

En cuanto a sus planes para los próximos días de esa nueva vida con la familia ya al completo, algo que María José ha echado de menos durante estos largos años: «Como ha dicho mi hija, comer paella, de momento, lo primero».