Se preparaban para cenar cuando salieron despedidos contra el techo y los asientos. Es lo que les sucedió a los 47 pasajeros que resultaron heridos ayer en un vuelo de Iberia entre Madrid y Lima (Perú) como consecuencia de unas importantes turbulencias poco antes de llegar a la capital limeña. El suceso, sin consecuencias trágicas, vuelve a evidenciar la necesidad de cumplir la recomendación de no quitarse el cinturón de seguridad en todo el vuelo.

La aeronave, un Airbus 340-300, partió de la capital de España con 200 pasajeros a bordo. El vuelo 6651 de Iberia llevaba buena parte de su trayecto recorrido cuando, a una hora y media aproximadamente de la capital peruana, entró en una fuerte zona de turbulencias al pasar sobre la cordillera de los Andes. Una buena parte del pasaje no tuvo tiempo de reaccionar abrochándose el cinturón y, en medio de un brusco descenso que duró entre seis y ocho segundos, los que no iban atados se golpearon contra todo lo que tenían cerca.

El aeropuerto internacional Jorge Chávez se preparó inmediatamente para afrontar un aterrizaje de emergencia y, nada más tocar suelo, los servicios sanitarios evacuaron a los heridos. Una veintena de pasajeros fueron trasladados a una clínica local y la práctica mayoría fueron dados de altas tras recibir los primeros auxilios. Cinco personas se quedaron ingresadas para analizar su evolución.

Además de atender contusiones y algunas fracturas, los equipos médicos tuvieron que hacerse cargo de viajeros víctimas de ataques de nervios por el pánico. Porque pese a que, una vez superadas las turbulencias, el aterrizaje se produjo con normalidad, muchas personas no pudieron superar el temor a sufrir un accidente antes del aterrizaje.

MUCHO MIEDO Antonio Sempere, uno de los viajeros, explicó a una cadena de televisión peruana que el descensio duró "entre seis y ocho segundos que parecieron una eternidad, como una montaña rusa pero a 10.000 pies de altura". "Empezaron las turbulencias y el comandante no nos pudo advertir de que nos abrocháramos el cinturón por lo que muchos pasajeros chocaron contra el techo y tenían brechas en la cabeza y problemas cervicales", añadió el testigo. Carmen Sánchez también resumió con brevedad las consecuencias del incidente aéreo: "Hay algunos pasajeros más graves que otros pero, en general, lo que tenemos son algunas contusiones y rasguños, pero mucho susto".