Recurrió la sentencia que le condenaba a 21 años, con la que inicialmente estaba de acuerdo, el Supremo ordenó que se celebrara un nuevo juicio y este ha finalizado con un aumento de condena en 14 años más. Antonio Alcaraz, el ex policía local de Girona que en mayo del 2013 degolló a su cuñada e hirió de gravedad a su mujer en presencia de las dos hijas de la víctima mortal en un domicilio de Caldes de Malavella (Selva), deberá cumplir finalmente 34 años de prisión. La Audiencia de Girona se ha pronunciado así después de que el Tribunal Supremo aceptase el recurso y ordenase que se celebrara un nuevo juicio. El procesado alegaba que se había vulnerado la legalidad vigente por entender que se había producido una conformidad entre las partes que no está permitida cuando las penas superan los seis años de cárcel.

En el nuevo juicio, el fiscal solicitó para Alcaraz un total de 35 años de prisión, veinte por un delito de asesinato y cinco por cada uno de los dos de lesiones psíquica de las que se le acusaba al estar las dos hijas de la víctima mortal, de seis y diez años, presentes en el momento del crimen en mayo del 2013.

A estos 30 años hay que sumar otros cinco por la agresión a su mujer, en lo que constituye un delito de lesiones con alevosía, con los agravantes de uso de arma peligrosa y parentesco. Su pareja, que se había marchado de casa por la mala relación que mantenía con el agresor, salvó finalmente la vida gracias a que el propio Alcaraz la llevó al hospital para que fuera atendida tras perpetrar las dos agresiones.

A pesar de que las niñas y su mujer se lo pidieron, Alcaraz se negó a llevar al médico a su cuñada y dejó solas a las dos menores en la escena del crimen. Las dos niñas telefonearon entonces a su abuela materna para avisarle de que su tío estaba matando a su madre y a su tía. Tras presenciar los hechos, las dos menores tuvieron que someterse a un tratamiento psicológico.

El expolicía aseguró durante el juicio que no recordaba nada del momento de los hechos y que su «única intención» era «salvar su matrimonio», ya que su esposa había optado por separarse y estaba acogida en casa de la víctima mortal y de su marido.