"Clavos que le clavaron, sin punta, para darle más martirio" dice una de las saetas que La Trini canta en su tercer disco, dedicado a esos cantes propios de Semana Santa en los que ella llena con arreglos sinfónicos y electrónicos el silencio instrumental característico de su interpretación en las procesiones. Trinidad Montero (Córdoba, 1979) nunca ha tenido vocación por una sola música y ya cuando estaba haciendo su segundo disco, Las arañas de Marte, una mezcla de jazz, copla, canción francesa, flamenco, son cubano y hasta tango, tenía en "el corazón y la cabeza" el deseo de grabar saetas.

Saeta es, pues, la realización de un sueño y lo cumple junto al productor y letrista Antonio Pastora, también su cómplice en el anterior disco. Recopilar el repertorio, que el conjunto fuera ameno, fue el principal escollo para preparar el disco. Por eso, Antonio Pastora y ella se centraron en buscar los caminos menos transitados y "desempolvar" ritmos como el de la saeta antigua de Córdoba, con una escala medieval que recuerda más a música celta que a sonido andalusí. También recuperan la debla, barroca en sus melismas y oriental en su sonido; la carcelera, "muy apropiada" para la temática de un Cristo apresado y juzgado; la cuartelera, originaria de Puente Genil, o el martinete, que recuerda con su pulso desigual al martillo que clava los clavos lacerantes.