Ayer, misa crismal en la catedral, presidida por nuestro obispo, Demetrio Fernández; Mario Iceta, obispo de Bilbao, y Santiago Gómez, obispo auxiliar de Sevilla, concelebrando los sacerdotes. En sus palabras, el prelado pidió "responsabilidad, fidelidad, humildad y gratitud". Después, renovación de las promesas sacerdotales: "¿Queréis configuraros con Cristo?". "Sí, quiero", respondimos. Luego, la consagración del santo crisma y la bendición de los óleos. Al atardecer, el Cristo de Miñarro, "amor sangriento", para empapar a los "testigos su amor"; la Agonía, tan larga, hasta el Naranjo, "Jesús sigue en agonía hasta el fin de los siglos"; la Sangre, el Buen Suceso, la Santa Faz, el Prendimiento. Y, como estrella de ternura en nuestros pequeños firmamentos, la mirada de la Virgen de la Piedad.