El radical cambio de hora para poder ir hasta la Catedral (el año pasado no pudo estrenarlo porque la lluvia impidió la salida) le ha dado muchas horas de luz a El Calvario, algo que devotos y admiradores no solo no han rechazado, sino que han agradecido incluso con entusiasmo, como la estampa de la procesión mirándose en el reflejo del Guadalquivir, en el maravilloso marco en el que se ha convertido la Ribera, futura entrada de la ansiada carrera oficial del futuro. Había ganas de hacer este nuevo itinerario. Quizá esa fuera la razón de un leve adelanto en el horario que pronto se subsanaría tras pasar por la Catedral.

Nuestro Padre Jesús del Calvario mantuvo la tradición del iris morado en su exorno, mientras que el paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor usó unas piñas cónicas muy altas de clavel blanco. Se estrenaron la marcha fúnebre La vía sacra , de Rafael Wals Dantas, y Capataz de Nuestras Vidas , de David Simón Pinto.