La hermandad de la Misericordia volvió a poner silencio y sosiego en una jornada de calles llenas de gente y repleta de emociones cofrades, quizá demasiadas con algún problemilla de horas que se solucionó. En cualquier caso, todo lo atempera la seriedad y el sello clásico de la cofradía, que estrenaba tres cantoneras, obra y diseño del orfebre cordobés Emilio León que combina plata cincelada con elementos realizados en filigrana, y que la hermandad lo ha incorporado como un homenaje íntimo de la hermandad a la más tradicional platería cordobesa, ha venido informando el hermano mayor, Leopoldo Tena. El Cristo de la Misericordia procesionó exornado de clavel rojo sangre de toro mientras que Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo hizo lo propio con rosas blancas. Sones cordobeses cien por cien: la banda de cornetas y tambores Caído--Fuensanta acompañó el paso del Cristo y al palio de la Virgen de Lágrimas, la banda de música de María Santísima de la Esperanza.