Nueve años después de que la Agrupación General de Hermandades y Cofradías decidiese suspender el tradicional desfile del Viernes Santo, por una serie de incidentes acaecidos por parte de un grupo del público congregado en la calle Martín Belda, regresó ayer con todo su esplendor con la participación de los cortejos de las tres hermandades que procesionan en su tarde--noche, como son Angustias, Sepulcro e Imperio Romano y Dolores, acompañados por la Banda de Música de Cabra. Fue una noche esplendorosa donde se echó en falta al Descendimiento, cuya hermandad decidió este año no procesionar por los graves problemas económicos que padece.

Fue uno de los momentos más destacados de una jornada que brilló desde bien temprano, cuando a las 06.30 horas salió de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, la Humildad y Paciencia, tras hacerlo cinco horas y medio antes el Cristo del Silencio acompañado de 220 capuchos de color negro, rompiendo el silencio de la noche con las cadenas que llevan en los pies y los tambores rompevelos, mientras rezaban en Via Crucis.

Después, durante la mañana, el Nazareno, seguido del Rocío de Pasión y la Virgen del Mayor Dolor, recorrieron las calles egabrenses desde la iglesia de la Asunción y Angeles, a donde regresaron ya en las primeras horas de la tarde.

Previamente, en la jornada del Jueves Santo, la estación penitencial de la Expiración reinó en su madrugada, dando paso a la Piedad, que fue la gran protagonista de la mañana.

Por la tarde-noche, el Preso --que durante este 2014 cumple su 350 aniversario--, la Columna, Esperanza y Vera Cruz se sucedieron hasta la medianoche, entre un gran número de fieles que no quisieron perderse su paso por algunos lugares emblemáticos de la ciudad, como la Plaza Vieja o el barrio histórico del Cerro, en el caso de la Vera Cruz, cuya imagen titular, los Remedios, salió después de muchos años sin hacerlo, desde su sede canóniga, la iglesia de San Juan Bautista del mencionado barrio.