Para una hermandad clásica como es El Calvario parece que este tsunami de novedades en el 2017 que ha supuesto el traslado de la carrera oficial al entorno de la Mezquita-Catedral no le causa ningún trastorno ni le obliga a esfuerzos y cambios. pero no es así. Hay que fijarse. De entrada, la hermandad es una de las que ha aprovechado la oportunidad para, mirando al futuro de esta nueva carrera oficial, y aunque parezca paradójico, reivindicar las raíces. Ciertamente, hay hitos nuevos, como La Magdalena o San Pedro, y tramos clásicos como su regreso por San Pablo. Pero siempre buscando el recogimiento propio del rezo del vía crucis. Y para esta vieja-nueva Semana Santa, El Calvario escogió jacintos morados para acompañar al Señor y rosas blancas junto a mucha y bien puesta cera para la Virgen del Mayor Dolor.

Y por cierto, en el palio se veía la caña de ese cofrade e institución de San Lorenzo que era Francisco El Maño . Una caña tan modesta como grandiosa en su significado.