Hace ocho años que Juan Manuel Miñarro conmocionó al mundo cofrade cordobés con el Santísimo Cristo de la Universidad, mostrando con toda la crudeza cada una de las heridas que el Señor sufrió durante su martirio y crucifixión basándose en los más profundos estudios de la Sábana Santa (por cierto, la reciente exposición que albergó la iglesia del Parque Figueroa sobre la Síndone fue una de las citas más exitosas de la pasada Cuaresma). Y camino de cumplir una década, el Cristo de la Universidad está plenamente integrado en la Semana Santa cordobesa sin dejar de hacer apostolado, eso sí, con toda la crudeza y además, desde el mayor respeto a la ciencia, que por algo es la hermandad Universitaria. El horario de la procesión de ayer fue algo más tardío que el año pasado (en esta segunda edición de la carrera oficial en la Catedral se van perfilando muchas cosas), lo que ayudó algo a que la hermandad marchara unos minutos más en tinieblas, en un marco donde su espíritu y estética alcantarina es aún más sobrecogedor.