Con estatis morado iba Nuestro Padre Jesús Nazareno y con humilde clavel blanco (pero esplendoroso si se hace con el amor que se le pone siempre a María Santísima Nazarena) se presentó la hermandad en la nueva carrera oficial, todo con ese espíritu de recogimiento a la vez espectacular en su pureza y simplicidad, que no precisa música. Eso sí, aunque algunos sones se escuchaban de lejos en carrera oficial. Y no porque no fuera ayer La Caridad (que le seguía en el itinerario común) insensible con El Nazareno. Ni mucho menos. Pero para otros años habrá que mejorar esa superposición de marchas que se crean en la nueva carrera oficial en U, especialmente en el Patio de los Naranjos, para evitar que parezca un girigay o desvirtuar el paso de hermandades de silencio. En todo caso, El Nazareno, con sus hermanas del hospital (la hermana Mercedes procesionó frente al palio) procesionó entre dos sagrarios: el de la capilla del hospital de donde parte y el de La Catedral. Algo que le gusta recordar a los hermanos porque eso... lo dice todo.