La hermandad de la Santa Faz jugó ayer en casa, valga término tan deportivo. Y es que, prácticamente, salvo el tiempo en la carrera oficial, el recorrido de la hermandad se mantuvo dentro de las calles de la parroquia de La Trinidad, esa iglesia que ha sido y aún es vivero de hermandades. Algo que especialmente se ve en esta cofradía, nutrida siempre de jóvenes de los colegios de la Trinidad. Porque hablando de juventud, y fue una de las anécdotas de la jornada, hay que citar a los jovencísimos hermanos mellizos Gonzalo y Manolo, de 7 meses de edad, que procesionaron en brazos como esclavinas. Un récord que llegaba al corazón. ¡Y eso que desfilaron 105 niños! En esa apuesta por la juventud han tenido mucho que ver sus sucesivos párrocos. Por cierto, el canónigo José Juan Jiménez Güeto procesionaba ayer... ¡de costalero!

El Nazareno de la Santa Faz lucía en su paso un friso variado con tonos morados y lilas, mientras María Santísima de la Trinidad compuso su exorno con gladiolos y rosas de pitiminí, según pudo verse en un recorrido que incluyó la calle Doctor Fléming, una calzada que de despertar ciertas reticencias ha pasado a convertirse con la nueva carrera oficial en arteria cofrade de primer orden. También en este Martes Santo.