Nunca ha tenido El Descendimiento su corazón en la otra orilla del río más cerca. De hecho, jamás ha andado tan lento al ajustarse al corto recorrido que impone la nueva carrera oficial. Y es que este año no ha sido el Descendimiento el que ha ido a carrera oficial. Ha dado la sensación de que ha sido la carrera oficial la que ha ido al Descendimiento.

En todo caso, de nuevo el Puente Romano, como ya ocurriera antes esta nueva Semana Santa con El Amor y La Vera Cruz, tomó el Viernes Santo un especial protagonismo de mano de la hermandad del Descendimiento

Y junto a Nuestra Señora del Buen Fin, con exorno blanco de fresias y alhelíes, la Banda de la Esperanza. Muy en consonancia no solo por el nivel de esta agrupación, sino porque el dolor del Viernes Santo que viene de la otra orilla del Guadalquivir, ese dolor que llega del Sur del Sur es... Otro dolor. El dolor que se distingue por cierto aroma de esperanza y por la pasión que le pone el Campo de la Verdad.