Los Dolores estuvo en su estación de penitencia a la altura de las circunstancias, aunque siempre sean graves cuando procesiona. Se trataba de la primera salida de Semana Santa de su año jubilar, ya que en el ciclo del 2016 aún seguirá siendo su año con motivo de la conmemoración del cincuentenario de su coronación canónica. Un año de los Dolores (y no porque lo digan los cofrades, que así lo fija el Papa Francisco) que tendrá entre sus próximos hitos la celebración del 9 de mayo de la coronación y la Magna Mariana, otras dos veces donde Los Dolores visitará en este año la Catedral. Ayer, parecía interminable el número de penitentes que arrastraba la Señora de Córdoba, una advocación que dos siglos después moviliza a la ciudad.