La Estrella estuvo ayer a la altura de este año de novedades. Y no solo por la impresionante túnica de Nuestro Padre Jesús de la Redención, que al fin y al cabo ya pudo verse en el pasado Vía Crucis de las Cofradías, sino también por su recorrido, pasando por los Jardines de la Agricultura y el Paseo de la Victoria. Precisamente, allí, ante la estatua del párroco Gómez Aguilar (que impulsó el nacimiento de la cofradía en ese vivero de hermandades que es La Trinidad) se hizo una ofrenda floral. La otra ofrenda, que ya no puede faltar cada año, fue la del homenaje a las dos policías que fueron asesinadas en El Pretorio. Una forma de impartir a través de su estación de penitencia homenajes, cariño y Redención para Córdoba, por no hablar de la música de sus agrupaciones o de la pasión del barrio de Huerta de la Reina. Otro ejemplo de tributo para hacer justicia: la primera chicotá del paso de misterio se dedicó, muy oportunamente, a los cristianos perseguidos.