Con rigurosa puntualidad, como cada Viernes Santo en Córdoba, el Santísimo Cristo del Descendimiento y Nuestra Señora del Buen Fin inician su estación de penitencia, abandonando su viejo barrio del Campo de la Verdad, escenario en tantas ocasiones de numerosas historias de nuestra bendita ciudad cordobesa.

Durante su recorrido de ida soportará el calor de la tarde primaveral o los fuertes vientos ribereños que suponen, para el cofrade de la hermandad, una magnífica ocasión de demostrar con su esfuerzo y sacrificio el amor por su Cristo, que con su brazo derecho suspendido parece ofrecer su última ayuda.

De regreso, de nuevo por el Puente Romano y tras dejar la Santa Iglesia Catedral, los nazarenos y penitentes que nos acompañan, empiezan a dejar el dolor de un Viernes Santo para ver cerca el Buen Fin, que no es otro que la Resurrección de nuestro Señor.