El buen clima de estos días ha propiciado que la Semana Santa de Montoro esté siendo una de las mejores de la última década. Las Carrerillas, típicas de este pueblo, se han convertido en uno de los momentos más esperados por los montoreños. Carrerillas vienen y van. Se celebran en las calles empinadas y estrechas de esta localidad y son aquellos momentos en los que, con paso rápido, los costaleros y portadores aceleran con el paso a cuestas en una pendiente, propiciando el aplauso de los asistentes. Suelen tener lugar en las calles Marín, Moreras y Córdoba. El público espera impaciente la llegada de este momento, como las intervenciones del Piadoso y Antiquísimo coro de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, el abrazo de los Apóstoles y el Prendimiento. Pero si impactante es esta última escena, mayor es la del ensayo en la plaza de Jesús, donde cientos de personas se agolpan para ver al Imperio Romano antes de prender a Jesús.

El jueves se abrió con la salida de la Vera Crux desde Santiago. Las mujeres portan los pasos del Señor Orando en el Huerto de los Olivos; la Humildad, Ecce Homo y María Santísima de los Afligidos. Cuando llegan a la plaza de El Charco, el Imperio Romano inicia el desfile por la avenida de Andalucía camino de las Herrerías para llegar al corazón del pueblo: plaza Hijas de la Caridad (El Charco).

La hermandad de la Flagelación partía a las 19.30 horas desde la capilla del Hospital Jesús Nazareno con sus dos pasos, el Santísimo Cristo de la Flagelación y Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos. Continúa siendo hermano mayor honorario el cuerpo de la Policía Local de Montoro.

La madrugada se impacientaba para ver al Rey de Montoro: Padre Jesús. Y ayer, viernes, salieron puntualmente desde San Sebastián el Cristo de la Misericordia (Estudiantes) y Nuestra Señora de las Angustias, y el Santo Entierro, de la cofradía Sacramental del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad.