No vino la Legión, porque este año al Tercio Gran Capitán le toca representación oficial en Málaga, como cada cinco años cuando se suceden los distintos tercios para acompañar al Cristo de Mena. Y se notó en cierto descenso de la bulla de mucho público que viene a ver solo el desfile militar y no detalles de la cofradía como es, para muchos, el mejor guión procesional de la Semana Santa. La cruz de guía, los dos faroles de plata cincelada, las doce bocinas de plata cincelada y sus paños, el estandarte de niños, el SPQR, el de la hermandad, la bandera, los dos cojines, el libro de reglas, el guión de los tres reyes Trastámara, el de los Reyes Católicos, las dalmáticas de Isabel y Fernando, las dalmáticas de la hermandad, los incensarios, las 24 varas cinceladas... Atractivos más que de sobra, aparte de la imagen anónima del siglo XVIII atribuida a José Mora, cuyo paso estuvo exornado por clavel rojo. Pero que faltara la Legión no significa que el Señor caminase solo por Córdoba. Ni mucho menos. Ni dentro del cortejo, con su nutrido número de nazarenos y la representación de los cuerpos e instituciones que son hermanos de La Caridad, ni fuera de la procesión, en uno de los Jueves Santos más animados de los últimos años. Eso sí, sin la banda de la Legión, el Señor de la Caridad procesionó en silencio, en estado puro cofrade.