Desde la tradicional marcha Saeta, toda una tradición ya, con la que cada año viene saliendo Nuestro Padre Jesús Divino Salvador en su Prendimiento, hasta la entrada de Nuestra Señora de la Piedad en su santuario de María Auxiliadora bien pasadas las 2 de la madrugada, hubo toda una tarde para que una de las cofradías con más jóvenes hiciera gala de su espíritu salesiano. Su itinerario, al contrario de muchas hermandades que han optado por la prudencia en esta Semana Santa plagada de cambios, poco tenía que ver a la ida y a la vuelta. Y un dato curioso: ha sido la hermandad en la orilla Norte del Guadalquivir que más ha procesionado junto al río, ya que entró en el Paseo de la Ribera desde Lineros. Justo mérito para la primera hermandad del Casco Histórico que, hace unos años, recuperó para la Semana Santa el Paseo de la Ribera y Ronda de Isasa. Una apuesta en su día que ahora, con la nueva carrera oficial, es paso obligado para todas las hermandades.

El Señor del Prendimiento estrenaba ayer un broche diseñado por Julio Ferreira, con el anagrama de Jesús en el centro y diversos motivos ornamentales, con amatistas y brillantes y regalada por el grupo joven de la cofradía, una obra que responde a la línea que se ha marcado la hermandad siguiendo el estilo rococó francés.

Y es que la cofradía efectivamente es tan joven como repleta está de jóvenes, pero sin dudas tienen las cosas claras y en la corporación salesiana se piensa a largo plazo.