La hermandad del Amor es un caso más de corporación que, ante el traslado este año de la carrera oficial al entorno de la Mezquita-Catedral, ha conseguido hacer de la necesidad virtud e, incluso, sacar partido del reto, de esos múltiples problemas que en mayor o menor grado han tenido que superar todas las hermandades.

EL ITINERARIO / En el caso de la cofradía del Cerro, como ayer reflexionaba el presidente de la gestora de la corporación, Miguel Ángel de la Torre, «un trayecto más corto nos permite disfrutar más de nuestro barrio, pasar por sitios muy nuestros e ir desahogados». Y no le falta razón. De las cerca de 7 horas que durará su estación de penitencia, con Beato Henares como eje de ida y vuelta (la cruz de guía saldrá a las 17.35 horas y volverá a las 0:20), apenas tres de estas horas permanecerán fuera de su barrio, «en Córdoba», como los más veteranos y castizos del Campo de la Verdad llaman a la otra orilla del Guadalquivir.

LO ESPIRITUAL Y LO POPULAR / Así, será un hito volver a visitar a las madres Mercedarias, entre Beato Henares y Doña Aldonza, dentro de un recorrido «con el que nos adentramos y vivimos un poquito más el barrio», explica De la Torre.

Capítulo aparte está el significado de la Catedral, que «gracias a Dios, para nosotros no es nuevo, aunque eso no supone que nos falte mucha ilusión y deseo de vivir esta nueva carrera oficial», un itinerario «que nos une más a la figura del obispo, a la de la iglesia diocesana y, con ella a la Iglesia Universal», resumía ayer Miguel Ángel de la Torre.