Las procesiones de las cofradías de Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad se desarrollaron con gran brillantez en Lucena, con lo que el Viernes Santo y Sábado de Gloria lucieron en todo su esplendor. La climatología acompañó ambas jornadas y varios miles de personas se echaron a la calle para seguir las procesiones, en las que brilló una magnífica santería.

El Viernes Santo se abrió a las seis de la mañana con la salida desde la Capilla de las cinco procesiones de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuyo hermano mayor es Gonzalo Beato Cantizani. La de su titular fue mandada por Miguel Ángel Redondo y los manijeros de las otras cuatro procesiones fueron Miguel Jiménez Roldán (Santa Mujer Verónica), Jairo Carnerero Campillos (María Magdalena), Ruben Jiménez Muñoz (San Juan Evangelista) y Francisco de Paula Beato (Nuestra Señora del Socorro). Como manda la tradición, la ciudad se vistió de morado, que es el color de las túnicas de santeros y hermanos de Jesús, acompañados por las penitentes enlutadas con velo y corona de espinas. Santeros y manijeros consiguieron unos espléndidos desfiles y como manda la tradición, la imagen de Jesús Nazareno impartió la bendición en varios lugares de su recorrido, despertando la centenaria devoción que el pueblo lucentino siente hacia la misma.

A las tres de la madrugada se iniciaba la llamada de hermanos a cargo de la Hermandad de Tambores de Lucena y tres horas más tarde salían las cinco procesiones que fueron acompañadas por el Torralbo, la Capilla Musical de Canto y Coro, que interpretó el Miserere, y tras la Virgen del Socorro la Sociedad Didáctico Musical Banda de Música de Lucena, dirigida por Miguel Ángel Gómez. El itinerario procesional Nazareno, que como es tradicional hizo un alto en el camino a las 8 de la mañana en la Plaza Nueva, recorrió algunas de las calles más antiguas de la ciudad, siendo siempre llamativo el paso por las de Flores de Negrón o las Mesas, desembocando luego en el Coso, donde se congregó una multitud y bajando después hasta la Capilla de Jesús Nazareno, que hoy forma parte de la iglesia San Pedro Mártir de Verona recuperada gracias a la labor de esta Venerable Archicofradía .

Las procesiones de la jornada se cerraron en la noche con el Santo Entierro y la Santa Cruz, mandados por Francisco Jesús Pérez y Manuel Jiménez Roldán, acompañados por los pasos de la Magdalena, San Juan y la Virgen del Socorro.

El Sábado Santo, la plaza de Santiago se abarrotaba para ver la salida, a las 20.30 horas, desde la parroquia de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, cuyo hermano mayor es Jesús Díaz Torres. La Virgen es obra del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte y su paso procesional fue mandado por Rafael Toro Gómez. Abriendo la solemne procesión fue la agrupación musical Santa Cruz de Benamejí y, tras el palio, la banda de música de las Angustias de Campillos (Málaga). Este año, la Soledad lució saya, cíngulo y mangas bordados en oro fino, bacalao e insignia bordados en seda natural, oro fino y plata fina realizados por los talleres de Jesús Rosado de Écija. Cabe destacar las numerosas mujeres que ataviadas por la clásica mantilla acompañaron al histórico desfile procesional.