La benigna climatología está haciendo que la Semana Santa lucentina esté brillando a todos los niveles, a lo que se une la excelente santería y el ambiente en las calles. Ello ha hecho que Jueves y Viernes Santo hayan batido récords de visitantes. El prólogo lo puso en la madrugada del Jueves el paso de la cofradía del Silencio, mandado por Raúl Campaña López, que fue acompañada por varios miles de personas y los tradicionales tambores enlutados. Ya por la tarde se iniciaron los desfiles de la cofradía de la Santa Fe, Nuestro Padre Jesús en el Sagrado Lavatorio y Nuestro Padre Jesús Preso, que salieron de la ermita de Dios Padre y cuyos manijeros fueron Gaspar Villa Antrás, Javier Hernández Cabrera y Ricardo Emilio Marín Pérez, respectivamente. Después, desde la parroquia de Santiago salió la hermandad y cofradía de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y María Santísima de la Paz y Esperanza. El paso de la Columna, obra de Pedro Roldán y Onieva data de 1675 y ha sido mandado por Luis Lara Cantizani, mientras que el de la Paz lo mandó José Antonio Moreno López. Estas procesiones fueron acompañadas por el tradicional Torralbo y por la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Cautivo, de Rus (Jaén). Emocionante fue su paso por la calle Flores, al igual que el de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Salud, cuyos manijeros fueron Francisco Leiva Cabeza y Francisco Javier Jiménez Luque. Magnífico fue también el desfile de la hermandad del Cristo de la Sangre y María Santísima del Mayor Dolor, que partió desde Santo Domingo de Guzmán. La imagen del Cristo es de origen colonial y fue traída desde Méjico en el siglo XVI. Acompañaba la procesión la Banda de Música de Lucena y sus manijeros fueron Rafael Chicano Beato y José Carlos López Cabello.

El Viernes Santo se abrió a las seis de la mañana con la salida desde la Capilla de las cinco procesiones de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La de su titular fue mandada por Manuel Ortiz López de Ahumada y los manijeros de las otras cuatro procesiones fueron Juan Carlos Redondo Alamos (Verónica), Antonio Jesús Aguilar Osuna (Magdalena), Jesús Villalba Jiménez (San Juan) y Agustín Lara González (Virgen del Socorro). Santeros y manijeros consiguieron unos espléndidos desfiles y la imagen de Jesús Nazareno impartió la bendición en varios lugares de su recorrido, despertando la centenaria devoción que el pueblo lucentino siente hacia la misma. La archicofradía volvió a salir por la noche con las procesiones de la Magdalena, San Juan y la Virgen del Socorro acompañando al Santo Entierro, mandado por Gabriel Carnerero Campillo.