Era todo un símbolo este año la llegada a la Catedral de la Paz y Esperanza ya que, si no es la única que se ha sumado a la lista de hermandades (ya 23) que pasan por el primer templo cordobés, sí es cierto que es una de las cofradías más pujantes de los últimos tiempos y arrastra a miles de cofrades y no cofrades. Por eso, su entrada ayer a La Catedral fue todo un símbolo cuando tanto se habla de la segunda puerta y de trasladar la carrera oficial. Y La Paz llegó tras un itinerario repleto de miradas de admiración (exornada con flor blanca con tulipanes rosa palo de gran efecto) tras atravesar la calle Deanes con el corazón de los responsables en un puño por lo justo del paso. Si se soplaba despacito en los balcones se movían las plumas de los romanos. Pero el caso es que la cofradía pasó, con un Señor de Humildad y Paciencia de blanco impactante por su sencillez y exornado con la mezcla de flores de lila y morado degradado (va camino de convertirse en moda). Impresionante La Paz en la Catedral. En la Catedral y en cualquier sitio. Eso sí, el nuevo itinerario forzó un retraso que se supo limar y no se notó en carrera oficial. ¿Quién dijo que trasladar la carrera oficial vaya a ser fácil? De entrada, La Paz dejó claro ayer que si se piensa en una nueva Semana Santa, ella quiere y debe brillar allí.