Ni los más viejos del lugar recuerdan algo parecido a lo que este Viernes Santo se vivió en Priego con el Nazareno, que por vez primera en los últimos siglos no impartía la bendición desde El Calvario, sin lugar a dudas uno de los hitos de la Semana Santa de la localidad. La adversa climatología se convirtió en la protagonista de una jornada en la que se vivieron momentos de mucha tensión en el interior del templo franciscano, en el que incluso fue necesaria la presencia de agentes del orden para controlar a un grupo de exaltadas que finalmente, y en contra de los deseos de la hermandad, consiguieron sacar la imagen a la calle, eso sí, cubierta con una «capota» para protegerla de la pertinaz lluvia. Cuando ya eran muchos los que se dirigían hasta El Calvario para mantener viva una tradición centenaria, a la altura de la plaza de Andalucía, el Nazareno regresaba a su sede canónica, impartiendo antes de acceder a la misma la bendición.

Para completar una jornada aciaga, las Angustias y la Soledad tampoco procesionaron en un Viernes Santo atípico.