Ya lo dice el título de nuestra Corporación: «Hermandad Salesiana», porque es patente la vinculación que existe entre la Casa Salesiana y la hermandad. Cada Martes Santo, nuestra Cofradía expresa la alegría de todos aquellos que, de una manera u otra, vivimos y experimentamos la espiritualidad salesiana.

Son palpables los lazos de unión y de cercanía que tenemos con los salesianos y nos esforzamos cada día para ser auténticos misioneros de los jóvenes, como lo fue el propio Don Bosco.

Actividades y campañas como la operación kilo cuaresmal, la fiesta de los palermitos con los más pequeños de la Casa Salesiana y de nuestra hermandad, la colaboración en esta Cuaresma en Cantares de Pasión, la visita a las diversas dependencias de nuestra Casa de Hermandad por parte del alumnado del colegio o la celebración de la procesión infantil, el Viernes de Dolores, son entre otras, evidentes muestras de nuestra vinculación con la Familia Salesiana y la juventud.

Por otra parte, y en el periodo de mi mandato como hermano mayor, que tras esta Semana Santa concluye, he tenido la suerte de estar rodeado de personas jóvenes y no tan jóvenes que han hecho posible que nuestra cofradía haya crecido de manera considerable.

Los frutos alcanzados, y los que quedan por alcanzar, están siendo posible gracias a la dedicación, entrega y constancia por parte de los que con un espíritu renovado han aportado su tiempo y su buen hacer dentro de una hermandad y cofradía marcada por el espíritu juvenil salesiano.