Desde pequeño me enseñaron que, pese a que el calendario me diga otra cosa, los años se cuentan desde Pascuas a Ramos. Así, estamos cerrando un año en la Archicofradía de la Santa Vera Cruz jubilar, no porque el Santo Padre nos lo haya concedido. Más bien por el júbilo que han supuesto los grandes acontecimientos que hemos vivido.

La exposición Eterna es su misericordia: la Vera Cruz en la diócesis de Córdoba fue un hito para la cofradía. Más que por ser la primera hermandad en organizar una exposición en el primer templo de la diócesis, por la calidad de las imágenes expuestas, signo de la gran devoción de Córdoba a la verdadera Cruz de Cristo.

Más que importante fue también recibir la cesión de un Lignum Crucis por parte de la Fundación Marqués de Vivanco y de su presidente, José María Horrillo López del Rey. Para nuestra hermandad poder venerar una reliquia de la Cruz del Señor, guía de nuestras vidas, ha sido siempre un anhelo y lo vimos cumplido el pasado mes de octubre. Inmenso es el agradecimiento a dicha fundación y su presidente.

Y para colofón de este año, el estreno de la gloria del techo de palio obra del bordador Manuel Solano, un pasito más para completar un verdadero evangelio mariano, un homenaje a la Madre de Dios que siempre nos parece pequeño ante su dulce mirada.

*Canciller-Escribano de la Vera Cruz