En 1985 el hospital Reina Sofía, que había abierto sus puertas oficialmente en abril de 1976, se convertía en hospital universitario, quedando acreditada en 1986 su formación especializada por el Ministerio de Sanidad. Actualmente el hospital cordobés cuenta con 41 especialidades acreditadas para la docencia especializada.

Obtener una buena puntuación en el MIR permite a los graduados en Medicina que aprueban este examen poder tener más posibilidades de escoger el hospital en el que desean realizar una especialidad. Los médicos cordobeses Pedro Jesús Gómez Arias y Rafael González Manzanares, que obtuvieron los puestos 36 y 57, respectivamente, en la última prueba MIR de este año, entre 13.000 aspirantes para 6.300 plazas, acaban de iniciar su residencia en el Reina Sofía, como así habían deseado.

Es curioso además que Pedro y Rafael se conocen de toda la vida. Eran vecinos, ambos estudiaron en el colegio La Salle y se decantaron después por los estudios de Medicina. «Hemos preparado juntos el examen MIR, estudiando todos los días, de lunes a sábado, y al final hemos obtenido recompensa», indica Pedro.

Pedro Jesús es hijo de la también médica Carmen Arias, especialista en Medicina de Familia, que es la única facultativa de la familia. «La Medicina me ha gustado desde siempre, sin que mi madre me condicionara para que siguiera sus pasos. Todas las prácticas que fui haciendo de las distintas especialidades me parecieron muy interesantes, pero al final he decidido especializarme en Dermatología, porque creo que es una disciplina que tiene muchas aplicaciones en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de la piel y de otras distintas como las autoinmunes, digestivas o reumatológicas. Además, posee una faceta quirúrgica».

Este joven, que es el que ha sacado en Córdoba la mejor puntuación en el MIR, se marca como objetivo completar la residencia y luego ver qué plazas de dermatólogos quedan vacantes en hospitales comarcales o regionales, ya que «será muy complicado poder quedarme a trabajar en el Reina Sofía. También me gustaría con el tiempo poder investigar y hacer el doctorado».

Por su parte, Rafael González es hijo, nieto y biznieto de médicos. Sus padres (Rafael González y Bárbara Manzanares) son especialistas en Inmunología y trabajan en esta unidad del hospital Reina Sofía. Su abuelo materno, José María Manzanares, fue médico de Análisis Clínicos en la residencia Noreña y también tenía una consulta privada. Y el bisabuelo materno de Rafael, Antonio Manzanares, fue pediatra. Además, otros dos hermanos de su abuelo también eran médicos, oftalmólogo y pediatra. «Tengo 2 hermanos, uno de ellos más pequeño que yo y el otro es mi mellizo. Soy el único que me he decantado por estudiar Medicina, carrera que elegí libremente. Aunque me gustaba también Pediatría, he decidido especializarme en Cardiología porque el servicio del Reina Sofía es muy bueno, con especialistas que me dieron clases en la facultad como José Suárez de Lezo, que fue su director, o su actual responsable, Manuel Pan», relata Rafael González. «Medicina es una carrera de fondo y te tiene que gustar mucho. Hay que memorizar muchos conceptos, por lo que es importante razonar los contenidos para comprenderlos y saber integrar las aportaciones de una asignatura en otras. El MIR no me ha supuesto un gran esfuerzo, porque mucha de la materia ya la habíamos trabajado en la facultad. He elegido Cardiología porque es una especialidad con mucho futuro, en la que cada vez se realizan más procedimientos de forma poco invasiva», concluye Rafael.

Pedro Jesús Gómez, Rafael González y el también cordobés Rafael Méndez, este último por lograr el puesto 152 tras el examen MIR, han recibido gracias a su esfuerzo el premio que todos los años el Colegio de Médicos y el Banco Sabadell conceden a los tres mejores expedientes en esta prueba.