Por más que suene raro vincular el concepto epidemia a una realidad como la obesidad, lo cierto es que el número de casos se multiplica a un ritmo cada vez más preocupante en provincias como Córdoba, donde los pediatras llevan años dando la voz de alerta porque se encuentra a la cabeza de Andalucía en tasa de sobrepeso y obesidad infantil. Según los últimos datos facilitados por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, el 40% de los cordobeses padece sobrepeso y un 20% obesidad, el doble que hace quince años y casi tres puntos por encima de la media andaluza. Por más que las autoridades sanitarias insisten en los beneficios de la dieta mediterránea, la población parece alejarse cada vez más de los hábitos saludables, lo que unido al sendentarismo de la sociedad actual, está teniendo efectos devastadores. Cuando la lupa se sitúa sobre la población infantil, las alarmas se disparan. El problema del sobrepeso afecta ya a un 45% de los menores de Córdoba y en torno a un 30% son obesos, una circunstancia que más allá de la cuestión estética, se consolida como un problema de salud pública que lleva asociados factores de riesgo cardiovascular para los menores y de problemas asociados como la diabetes, la hipertensión o el aumento del ácido úrico. Y es que un niño obeso tiene más posibilidades de convertirse en un adulto obeso. La crisis económica y el aumento del paro puede estar detrás de las tasas de obesidad, ya que muchas familias optan por llenar el carro de la compra de comida rápida y barata con componentes poco saludables. El uso generalizado de la bollería industrial como merienda de los menores, en sustitución de la clásica pieza de fruta o el trozo de pan con aceite o chocolate juega en contra de los menores, que en la sociedad actual han sustituido además los juegos de calle y el deporte por otras opciones más sedentarias.

La obesidad dispara además los costes sanitarios con intervenciones como la reducción de estómago que se prescribe a las personas con obesidad mórbida. H