Rabanales 21 ha vivido un año muy difícil que ha logrado superar gracias a las primeras medidas contempladas en un plan de viabilidad, entre ellas, una ampliación de capital con la que ha evitado el concurso de acreedores y ha podido levantar los primeros embargos. Paralelamente, y a pesar del retraso sufrido, el centro comercial Rabanales Plaza ha logrado el visto bueno definitivo.

La sociedad que gestiona el parque tecnológico no empezó el 2017 con buen pie. Primero llegaron las consecuencias del informe que emitió en diciembre del 2016 la Delegación de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta sobre la modificación de PGOU que tramitaba Urbanismo, a solicitud de Rabanales 21, para darle uso comercial a una parcela destinada a innovación. El informe fue un duro mazazo, ya que avisaba de que hacían falta nuevos trámites que retrasaban la aprobación del proyecto comercial, entre ellos, una evaluación de impacto ambiental con la que nadie contaba y que implicaba volver atrás y empezar prácticamente desde el principio. Después de varias reuniones y consultas, la Junta dejó claros los pasos que hacían falta.

En abril, Rabanales 21 presentó en Urbanismo la evaluación ambiental estratégica simplificada, la valoración del impacto en la salud y el texto refundido de la innovación iniciada en el 2014. Toda la documentación tuvo que ser aprobada de forma inicial, provisional y definitiva y entrar en exposición pública. La modificación de PGOU superó su último paso el 19 de diciembre, cuando fue aprobada por el Pleno con los votos en contra de Ganemos.

OTRA VEZ EN PRECONCURSO

Febrero fue un mes muy duro para Rabanales 21, que, por segunda vez, entraba en preconcurso de acreedores por su delicada situación económica. A partir de ahí se sucedieron varios meses de trabajo para lograr superar ese nuevo obstáculo, en los que jugó un importante papel el Ayuntamiento, que ha abanderado todo el proceso. De ese trabajo surgió un plan de viabilidad con el que la sociedad pretende sanear su situación financiera en dos años, además de atender los gastos corrientes. Ese plan contemplaba numerosas medidas, entre ellas, una ampliación de capital, la dación en pago de solares como fórmula para saldar deuda vencida con los socios, la permuta de parcelas con el Ayuntamiento para cambiar suelos destinados a servicios que posee el parque por otros municipales dedicados a fabricación, o el cambio de uso de solares enfocados a la investigación para lograr más para fabricación. A estas medidas se unen otras para captar empresas.

Aprobar y poner en marcha el plan costó mucho, tanto que Rabanales 21 no logró escapar del concurso de acreedores hasta pasada la fecha en el que expiraba el plazo para ello. Lograr que los socios pusiesen dinero fue complicado. Tras muchos tiras y aflojas, en julio, la UCO (742.000 euros) fue la primera en dar el paso, y tras ella lo hicieron Caixabank (un millón), Cajasur (300.000), la Agencia Idea (600.000) y el Ayuntamiento (134.000). La Diputación aún debe poner 26.400 y Prasa no aportará nada. Tras recibir las primeras aportaciones de la ampliación de capital, Rabanales 21 pudo levantar el embargo que pesaba sobre el edificio Orión y sobre un solar y pagar parte de lo que debe a la Agencia Tributaria, que ha aceptado un fraccionamiento. A pesar de ello, Rabanales 21 sigue necesitando dinero y está a la espera de que llegue el resto de la ampliación de capital (1,8 millones que debe recibir antes de marzo del 2018) y los 1,4 millones de la parcela del centro comercial. Paralelamente, la sociedad va a iniciar un proceso de renovación que traerá cambios en su estructura y gestión.