La producción de cerdos ibéricos de bellota, máxima referencia de calidad, viene regulada por las condiciones naturales de las dehesas, donde se aprovecha la bellota de encinas y alcornoques principalmente, y este aprovechamiento ha permitido la conservación y mantenimiento de este ecosistema. Y esa diferenciación con el cerdo criado en intensivo es la que se tiene que hacer ver al consumidor final quien tendrá la última palabra a la hora de adquirir los productos que desee, pero siempre desde la certeza de que conoce lo que compra.