Antonio Garrido Ballesteros pregonó la noche del 18 de febrero la romería de la Virgen de Luna en el teatro El Silo sobre un escenario sobrio en el que destacaba, junto a la imagen de la Patrona de Pozoblanco y elementos propios de la fiesta, una gran luna llena al fondo y el acompañamiento musical de Javier Alameda al piano y la viola de María Luisa Blanco .

El pregonero engarzó la poesía con sus propias reflexiones como la que dedicó al papel de la mujer en la fiesta romera que se vivió el domingo, o la necesidad de aunar esfuerzos entre los dos pueblos (Pozoblanco y Villanueva de Córdoba), que veneran a la Virgen de Luna para lograr la coronación canónica de la imagen largamente perseguida. También se detuvo en la crítica social refiriéndose a los desfavorecidos frente a los que mirán la vida cómodamente desde occidente. Las palabras de Antonio Garrido, que ofreció una puesta en escena cuidada con gesto medido y estudiado , encandilaron a muchos de los presentes, que ya acudieron con altas expectativas a escuchar las palabras de quien también, a pesar de su juventud, fue pregonero de la Semana Santa de Pozoblanco hace unos años.

Garrido, que había expresado públicamente la ilusión que tenía ante el encargo recibido, regaló además a quienes asistieron al acto la vuelta, aunque sólo fuera por esa noche, del mítico grupo Los Amigos del Pueblos, disuelto hace treinta años y al que pertenecía Andrés Garrido, padre del pregonero fallecido de forma prematura en 1988. El grupo volvió a cantar en directo sus letras dedicadas a Pozoblanco logrando el aplauso unánime del público.

El acto finalizó con la entrega de sendos recuerdos conmemorativos a los artífices del cartel anunciador de la fiesta de este año que ha sido diseñado por Antonio Carrasco sobre una fotografía de Luna Benfer. Una obra que muestra un ámbiente ténue provocado por la pólvora que emana de las escopetas de los hermanos cofrades, protagonistas del mismo, tras disparar las salvas en honor de la Patrona de Pozoblanco y descubrirse ante su presencia que se intuye en la escena que discurre en una de las calles de Pozoblanco.