Centenares de personas se congregaron el domingo, 8 de febrero, en el santuario de la Jara para vivir la romería de la Virgen de Luna, desafiando las predicciones de bajas temperaturas. Y aunque realmente el termómetro marcaba los seis grados sobre las doce y media del mediodía, el sol y la ausencia de viento (solo se percibían en algunos momentos rachas de leve intensidad) animaron poco a poco a los romeros a acercarse hasta la ermita donde les esperaba la patrona que pasadas las tres y diez de la tarde partía hacía Pozoblanco.

El mar de encinas que compone el paraje y la claridad del día dejaron magníficas estampas que pudieron disfrutar los romeros en una jornada especial ya que este año se conmemora el 75 aniversario de la reorganización de la cofradía tras la Guerra Civil. La celebración de la efemérides trajo consigo la presencia en el santuario del subdelegado del Gobierno en Córdoba, Juan José Primo; de mandos militares de la base de Cerro Muriano y una representación de la cofradía hermana de Villanueva de Córdoba, encabezada por su presidente, además del alcalde de Pozoblanco y el Villanueva de Córdoba.

Durante la romería se vivieron momentos muy emotivos, entre ellos los acontecidos durante la eucaristía concelebrada y cantada por el coro romero Voces de la Sierra, cuando Manuel Cardador juró bandera acompañado por su padre y hermano, también cofrades. También emotiva ha sido la jubilación este año de José Rubio y Angel Romero.

Tras la eucaristía, el ir y venir del gentío y caballistas fue incesante. La campana de la ermita, como es tradición, no dejaba de sonar ni un momento, los pequeños aupados por sus padres tiraban una y otra vez de su soga para escuchar el tintineo. Muchos pozoalbenses se reunieron en torno a los platos típicos romeros, el rico lomo de la orza, el jamón de Los Pedroches, chorizos y torreznitos de la matanza regados con vinos de la tierra, compartiendo la jornada con los amigos y la familia. La petición municipal de que se utilizaran los autobuses públicos para desplazarse hasta el santuario fue atendida por un gran número de personas. Los que prefirieron llegar con sus propios vehículos no tuvieron ningún problema a la hora de aparcar en los lugares habilitados para ello y en las fincas privadas que cada año ceden sus propietarios para el estacionamiento de los coches que finalmente pudieron ser abiertas por el buen estado del terreno.

Y si centenares de personas se desplazaron hasta el santuario, no fueron menos los que decidieron esperar la llegada de la Virgen en el paraje del Arroyo Hondo donde el alcalde, Pablo Carrillo, le impuso a la patrona las llaves de los sagrarios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba. Al paso de la imagen los más pequeños ofrecían sus hornazos a la Madre como manda la tradición: "Virgen de Luna, quieres mi hornazo?, o si no me lo zampo. Virgen de Luna, quieres mi bollo?, o sino me lo como". El hornazo es el dulce típico de la fiesta, compuesto por una base de torta similar a la masa de las tradicionales perrunas con huevos duros pintados de colores y adornados con un sinfín de motivos desde pajaritas elaboradas con azúcar --los más tradicionales-- a bellotas de chocolate unos o con base de tartas otros; y es que en los últimos años los hornazos que regalan los padrinos a sus ahijados han evolucionado.

El día terminó con la entrada de la Virgen en la iglesia de Santa Catalina sobre las ocho de la tarde, tras la imposición ante la Casa Consistorial del Bastón de alcaldesa perpetua. Al día siguiente, lunes 9 de febrero, la patrona de Pozoblanco recorrió las calles de la localidad .La del lunes fue una salida procesional excepcional, ya que en ella participó una representación de todas las hermandades del municipio, tanto las de gloria como las de penitencia, con motivo del 75 aniversario de la reorganización de la cofradía de la Virgen de Luna. Cofradía que siguió el rito marcado por la tradición. Así, quince minutos antes del inicio de la procesión, prevista para las once de la mañana, los hermanos se reunieron en el domicilio del capitán para salir en formación con la bandera hacia la parroquia de Santa Catalina. Durante el recorrido por las calles pozoalbenses, muchas de ellas adornadas con motivo del concurso de calles engalanadas, los cofrades hicieron algunas descargas cruzadas como la que tuvo lugar en la calle Santa Ana, donde se encuentra su sede, o en las calles Hinojosa del Duque y Torrecampo. Además, la Virgen atravesó el pasaje interior del hospital comarcal Valle de los Pedroches para que pudieran verla tanto los enfermos como el personal sanitario.

La comitiva, que estuvo acompañada por la banda sinfónica municipal de Pozoblanco, entró de nuevo en la iglesia de Santa Catalina para comenzar la misa y el primer día de la novena en honor de la Virgen. A su término se recogió la cofradía. Este año el final lo puso una comida de hermandad con motivo del 75 aniversario. Una celebración que continuará en abril con una conferencia sobre las cofradías militares en Los Pedroches y un encuentro comarcal de hermandades militares.