Ocho meses después de dar a luz a su hija, Serena Williams ha reaparecido en París en un torneo del Grand Slam, y lo ha hecho con una victoria. La tenista de Michigan solo ha necesitado disputar el primer punto para barrer en las redes sociales gracias a su peculiar atuendo: un ceñido mono Nike de color negro con una franja rosa en la cintura. Una elección más propia del 'running' que del tenis y que ha sido interpretada como toda una declaración de intenciones por parte de una deportista que siempre se ha caracterizado, además de por un juego excelso, por un físico rotundo que su reciente maternidad ha hecho aún más opulento.

Ganadora de 23 títulos individuales de Grand Slam, incluidos tres Roland Garros, Serena se ha enfrentado en primera ronda a la checa Krystina Pliskova, que ocupa el puesto 105 del ránking y es hermana de Karolyna, número 6 de la ATP. Con su intimidante 'look' a medio camino entre Catwoman y Black Panther pero muy lejos de la forma física que exhibía antaño, la menor de las hermanas Williams no ha necesitado de su mejor tenis para deshacerse de su oponente en dos ajustados sets (7-6, 6-4).