Desesperación y rabia contenida. Rafael Nadal lanzó contra la silla su badana rosa. No era para menos. después de 3 horas y 47 minutos, el número 1 mundial se veía obligado a retirarse del Abierto de Australia, en el quinto set de su partido de cuartos de final, cuando Marin Cilic dominaba el marcador por 3--6, 6--3, 6--7 (5--7) y 2--0.

Nadal se marchó de la central Rod Laver Arena, cojeando y aclamado por los 15.000 espectadores que, puestos en pie, le reconocían su esfuerzo. Habría preferido salir de otra forma y parecía que estaba en camino de hacerlo hasta que unas molestias en el muslo de su pierna derecha se lo impidieron. Eso y, también claro, la actuación portentosa de Cilic (número 6 mundial y campeón del Abierto de EEUU del 2014) que remontó hasta ganarse su plaza en las semifinales donde mañana se enfrentará al británico Kyle Edmund (49 del mundo) que horas antes protagonizó otra sorpresa al eliminar al búlgaro Grigor Dimitrov (3 del mundo) y campeón del último Masters por 6--4, 3--6, 6--3 y 6--4.

UN DURO GOLPE / «Ha sido un duro golpe. Estoy triste por esta eliminación. Aún no se lo que tengo. Hay que hacer pruebas. Es un momento complicado de aceptar la derrota y más en un torneo donde tenía las opciones de hacer algo», decía Nadal aguantándose las emociones que sentía. Antes de lesionarse parecía que tenía encarrilado el pase a semifinales. Había mantenido las embestidas del gigante croata que le lanzaba misiles con su saque y su poderosa derecha plana. Nadal no había tenido ningún torneo de rodaje previo por sus problemas en la rodilla derecha ni había encontrado en las primeras rondas un rival que le forzara tanto.

Nadal se apuntó la primera manga aprovechando la única rotura del saque de Cilic (5-4). Nadal estaba concentrado, agresivo y rápido de piernas y mantuvo ese patrón hasta que en el segundo set, después de hacer un nuevo break (3--2), cedió Cilic el saque con una doble falta por un warning del silla al sobrepasar los 25 segundos de tiempo entre punto y punto.

Cilic recondujo su enfado ganando cuatro juegos seguidos para apuntarse el segundo set. Estaba en racha. Su saque y su derecha eran un martillo. Nadal estaba contra las cuerdas, pero salvó hasta cuatro break points, uno en el tercer juego, dos en el séptimo y uno más en el décimo, para mantener la igualdad y forzar el tie break. Su actitud inquebrantable para salvar situaciones imposibles le dio el premio al final. Cilic acabó desperdiciando dos saques con 5--5 para decidir a su favor. Después de 72 minutos Nadal ganaba el tercer set. Parecía que lo peor había pasado. A cualquier rival la situación le habría dejado hundido pero Cilic respondió con rabia y en la cuarta manga se adelantó 4-1, momento en el que Nadal pidió tiempo médico por una molestia en el muslo de su pierna derecha.

Los gestos de dolor de Nadal auguraban lo peor. En su palco le decían que lo dejara, pero él intentó continuar. Solo ganó un juego más y al inicio del quinto, con 2--0, optó por la retirada. No es la primera vez. En el 2010, también en cuartos, tuvo que abandonar ante Andy Murray y en el 2014, en la final ante Stan Wawrinka, la espalda le impidió luchar por el título.