Lamentablemente, lo mismo de lo mismo. Trabajadores del campo se han ido a la calle, una campaña más, a denunciar malas prácticas laborales en la recolección de la naranja.

Insisten en que "hasta donde vamos a llegar, el problema está enquistado, se contrata a mano de obra barata que acepta condiciones que incumplen el convenio del campo, todo lo logrado, y nos dejan sin jornal".

Afirman que "no somos racistas, queremos trabajar".

En esta situación, un año más, los trabajadores deciden convertirse en "¿inspectores?" y salir a primera hora del día a controlar la salida de trabajadores al campo y visitar fincas.

Lo ocurrido estos días ha puesto de manifiesto que el campo sufre una competencia desleal que afecta a todos, agricultor, trabajador, comercializador, consumidor, y desde esta columna, también "lo mismo de lo mismo", corregir este desproposito, que puede agotar nuestro principal recurso económico y social, es tarea de todos.

El decálogo consensuado en el ayuntamiento tiene toda la lógica para atajar este desequilibrio, lo que hace falta es ejecutarlo. La administración tiene que estar vigilante de la evolución de "este modelo", que según señalan "esta mejorando sus beneficios".

Ahora se inician manifestaciones que aspiran a convocar a los jornaleros. Estos señalan temor ante el riesgo de perder su trabajo, pero tal y como se repite una y otra campaña es necesaria la fortaleza de la unión. Y a todo esto, la campaña es de excelencia.