Hace poco, Televisión Española entrevistaba a varias personas que habían superado enfermedades graves. Una muchacha joven y guapa decía ante la cámara: «¿Tu sabes lo que disfruto yo ahora con un sencillo zumo de naranja? ¡Doy gracias a la enfermedad por enseñarme a vivir!». Esta muchacha del telediario respondía valientemente, desde el corazón, que es el mejor sitio donde habitan la esperanza y sus paradojas, a la pregunta tan difícil que, a veces, se nos hace: «¿Puede vivir con agradecimiento alguien maltratado por el dolor?». Naturalmente que sí. La capacidad de superar el dolor existe en el corazón del hombre, y la de trascenderlo, y la de aprender de él, porque estamos dominados por la imperiosa necesidad de vivir. Esta cualidad humana está documentada y los psicólogos la denominan «resiliencia». Es un término tomado de la física y alude a los materiales que son capaces de recuperar su forma original después de una gran presión, y pueden doblarse sin romperse. Una persona responde al dolor de manera propia y variable en cada momento de la vida, en la medida de sus fuerzas. La desesperación de años puede verse como un hito de aprendizaje en quien haga un recuento sereno de sus vivencias. ¡Claro que se puede vivir el dolor con agradecimiento! El gran reto sería desarrollar la capacidad de aceptar lo que nos pasa sin enjuiciar ni a uno mismo ni a los demás. Pero, cuidado, no vayamos a complacernos en el dolor y en la desgracia. Podríamos utilizarla como coartada para no luchar por mejorar las cosas. No hay dignidad en el sufrimiento y en la pobreza; la hay en cada ser personal. La chica del zumo de naranja es todo un estímulo y ejemplo para descubrir ese lado soleado de la vida que siempre nos acompaña. En los momentos difíciles, aprenderemos la hermosa lección de saber que un rayo de esperanza se vislumbra siempre en el horizonte, afianzando nuestros pasos y nuestro caminar. Son esos momentos los que nos hacen saborear la vida con más entusiasmo y con mayor ilusión, como aquella muchacha saboreaba su zumo de naranja.

* Sacerdote y periodista