Muchos, bastantes, seguimos echando de menos al PSOE de nuestros padres. A ese que nos puso la palabra democracia en la boca como promesa de una realidad. Una realidad no solo forjada por los socialistas de la Transición, como es lógico, sino también por el centro y la derecha centrista de aquella época. Pero aquel PSOE traía los valores de la historia, y la pedagogía de los que aprenden precisamente de esa historia. Pero no solo eso. Esa ideología impregnada de intelectualidad positiva nos ha dado a los españoles siempre la clave de lo que significa una España democrática y soberana cuyos valores fundamentales dimanan de una constitución, la nuestra. Oír, escuchar y aprender de los leguinas, corcueras, gonzález y guerras, entre otros, que por cierto siguen todos no solo vivos, sino coleando perfectamente en los medios de comunicación, sigue manteniendo a bastantes la llama de la esperanza de que aquel PSOE de toda la vida retorne a la escena política. Susana Díaz parece ser que es lo que más se aproxima oficialmente a esa corriente de socialistas y simpatizantes que esperan que la ideología socialista vuelva a su cauce y que en vez de ser un punto y aparte, como pretende Sánchez, sea un punto y seguido con la historia del PSOE. Para muchos Díaz está demasiado lejos de ser el eslabón perdido del socialismo, pero desde luego con el apadrinamiento que le está haciendo Zapatero, Susana no necesita ni adversarios ni enemigos políticos. Zapatero no solo no pertenece a la vieja y regia guardia socialista de la que hablamos, sino que para algunos es el anticristo del socialismo español. El otro día Susana se abrazaba a Zapatero y la imagen daba la vuelta por los medios. Con este Mentor, imagino que Pedro Sánchez se estará frotando las manos. Y lo peor de todo: socialistas de toda la vida, abandonad toda esperanza.

* Mediador y coach