La Constitución dice que España es indivisible. Quizá hubiese sido más acorde la otra terminología, la que decía que era un estado integral que era como la definía la Constitución de 1931; porque parece que lo indivisible es un concepto hermético y sin posibilidad de diálogo y lo integral es mucho más acogedor a las sociedades de ahora; pero cambiar integral por indivisible en 1978 era imposible. Indivisible es una herencia franquista, pero cuidado, no forzada ni impuesta porque en los setenta, el franquismo, nos guste o no, no era ninguna pesadilla para el populacho sino un fenómeno social que se fue apagando al compás que el pueblo saboreaba las libertades inherentes a la democracia. Pero creo que no hemos sabido ir adaptando la Constitución lo cual es una paradoja: a pesar de que el franquismo era un pasado con el que nadie quería etiquetarse, tampoco ningún partido ni tan siquiera de izquierdas quería modificar su máxima herencia reflejada en la Carta Magna. El problema de España es que pierde un tiempo precioso de avanzar al futuro por estar como anclada a su pasado. Por ejemplo, podríamos haber modificado que somos los españoles los indivisibles en vez de España. De esa manera las minorías catalanas contra la segregación que proponen los independentistas habrían sido más respetadas en su parlamento, pues la democracia, al contrario que las dictaduras, respeta más a la gente que a la tierra. Por ejemplo, enseñado catalán en las escuelas de toda España que para eso es una lengua del estado. Ahora todo es más complicado. El nacionalismo solo conviene a los poderosos y no creo que Cataluña eleve su nivel de vida con la escisión. Creo también que España no es una falacia. Y lo creo, no por los políticos que hoy están aquí y mañana no, sino por los literatos que estudié que no son pasado porque siempre son eternos y por eso me fío de ellos. Toda la Generación del 98, la del 27, el Modernismo, hablaban de España con amor y entusiasmo. En cuanto a que la indivisibilidad está por debajo del derecho de autodeterminación es pura demagogia. España es una nación desde hace cientos de años y la indivisibilidad fue un concepto brusco, pero hoy, fuera de ataduras absolutistas, es como un piropo histórico a un país con solera. Pero lo del derecho de autodeterminación sí que es una manipulación interesada porque ese derecho se hizo para las colonias y no para la metrópoli; y Barcelona siempre fue metrópoli. También creo que algún día habrá que pedir perdón a Zapatero por tanta injuria injusta proferida contra él pues fue un presidente que se encontró el estallido de la burbuja inmobiliaria y los ataques del nacionalismo; Terminó con ETA y un partido estatal obtuvo mayoría en Cataluña. Ese era el camino. Volvamos a él.

* Abogado