Qué asco que me dan esos medios al servicio político que se empeñan en alargar agonías para sacar provecho, aunque para ello sea preciso manipular a las masas con lo peligrosas que son así. Resulta paradójico que desde que el poder lo ratifican los votos, la gente es solo libre en apariencia. Me pregunto cuándo tiramos por la borda democrática la educación que la misma propugna. Y con Gabriel hemos llegado al éxtasis hipócrita que permitió a la gente buscarlo como si se tratara de una digna empresa social para vender noticia. De esa forma nos hacen creer que estamos en una película de éxito de la que somos también protagonistas y así se provoca la máxima audiencia. Y ahora entiendo como se permitía implicar a tanta gente no especializada que seguro se moveria también por la aventura; ese fue el principio del circo. Aun así, antes del desenlace no me atrevía a escribir por la esperanza de encontrar a Gabriel. Pero el niño ya está muerto y el chollo de la publicidad se acaba con un desenlace tan temprano. Había que buscar otro enganche que ha sido también encontrado en la autora del delito que, aunque le vaya a caer todas las de la ley como a cualquiera, gracias al Diablo además cumple todas las expectativas interesadas para elevar la audiencia porque es negra e inmigrante, caracteres idóneos de racismo para que los medios financien la creación de un polvorín de publicidad en las redes sociales basado en el rechazo a lo inmigrante.

La gran madre, una ciudadana ejemplar por ser tan libre y pura a pesar de la desgracia, se da cuenta de todo y pide que no haya mensajes de odio pues en quien sufre de verdad no queda espacio para el odio. Pero lo que se vende es la cólera aunque para ello se haga caso omiso a la fuente más digna y legítima ejecutando así una imperdonable falta de respeto no solo al chiquillo y a su familia, sino a todos nuestros hijos que se tienen que educar. Para estos lo importante no es la tragedia de Gabriel, ni el sufrimiento de los padres, ni tan siquiera la maldad de la autora. Aquí lo que importa es la audiencia que da la noticia morbosa que los hace poderosos o ricos. Por eso, la Ana Rosa dice que la autora ha dormido del tirón en comisaria, la Sexta habla del aspecto del cadáver, en todos los informativos reiteran una espectacular detención. Incluso un portavoz del Gobierno, en el mismo velatorio --donde no se habla que solo se reza-- aprovecha para exigir la pena permanente revisable porque en estos momentos de indignación esta postura les dará votos. Paren por favor. Y para que lo entiendan solo se me ocurre una idea: imaginen que es su hijo el asesinado.

* Abogado