El más célebre y símbolo de la disidencia china, el Nobel de la paz 2010, Liu Xiaobo ha muerto en cautiverio por decisión inhumana de las autoridades de Beijing, sin poder salir del país asiático como hubiera sido su última voluntad. Un héroe moderno al que los medios oficiales manipulados por un gobierno totalitario han presentado como un radical, enemigo de la sociedad, un subversivo contrarrevolucionario, que es el calificativo que aplican a todo tipo de disidentes, desde el Dalai Lama, lider tibetano, a Gao Xingjian, nobel de Literatura, ambos exiliados, Xiaobo, ha sido un hombre valiente, despojado de todo rencor u odio, ni incluso a los jueces que lo condenaron injustamente a 11 años de prisión y trabajos forzados en 2009, porque consideraba que el odio erosionaba la inteligencia de las personas y su dignidad. La prensa oficial china incluso la que se publica en inglés ha silenciado su muerte y lo ha presentado de la peor manera posible, como un enemigo del pueblo, como un criminal. Xiaobo no era conocido entre los millones de súbditos que sufren a diario la feroz represión del régimen contra todo el que alza la voz contra la omnipresencia del partido único, el comunista. Xiaobo era el presidente del PEN chino, por su prestigio como pensador y escritor, como crítico literario que estudió en la Universidad de Pekín, donde ejerció de profesor de literatura china y en otras universidades extranjeras. El joven Liu no participó a mediados de los años 60 en los terribles sucesos que durante una década convulsionaron China bajo el mandanto del tirano Mao, sino que por el contrario no dudó en apoyar la revolución de la plaza de Tianamnen protagonizada por los jóvenes universitarios pekineses que se opusieron a la dictadura, y que fueron masacrados por los tanques, por pedir reformas democráticas y el sufragio universal, en un país donde el presidente es elegido entre los nietos de los generales de Mao y Deng, sin que el pueblo intervenga en su proclamación. Luchaban por convertir a China en una democracia.

Con motivo del 60 aniversario de la DUDH, Xiaobo junto a otros intelectuales redactó la célebre Carta 08, inspirada en la Carta 77 de Havel que hizo posible la revolución de terciopelo de Checoslovaquia, con la pretensión de lograr una primavera politica en el país continente. El Manifiesto era un abierto desafío al régimen, que solicitaba una democracia legislativa, con separación de poderes, un sistema judicial independiente así como libertad de prensa, religión, asociación además de la preservación del medio ambiente, prioridad absoluta en la China actual. El impacto entre la élite intelectual china hizo que las autoridades respondiesen con una represión brutal por parte de la politica política y muchos de ellos fueron expulsados de sus trabajos en organismos públicos.

Las autoridades no estaban dispuestas a transigir con aquellos a los que consideran una amenaza a su estabilidad. La opinión pública mundial y los diplomáticos extranjeros acreditados se movilizaron a favor de Xiaobo, ante un tribunal que no les autorizó a estar presentes en la vista. Xiaobo defendió que los ciudadanos lo son en cuanto puedan expresar sus opiniones e ideas libremente, porque es un derecho humano reconocido universalmente, que las autoridades chinas no pueden no reconocer impunemente. Los activistas chinos han burlado la censura de Weibo y Wechat, para hacerle múltiples homenajes al hombre que contó la verdad sobre la tiranía china.

* Profesor