El cine sirve a veces para vehicular empatía y solidaridad. Es el caso del filme Wonder, ya estrenado en España y que se basa en el libro de la autora estadounidense Raquel Jaramillo Palacio. A partir de una experiencia personal que la impresionó, Palacio reivindica la aceptación social de los niños con malformaciones faciales severas, y ahora la versión cinematográfica, con Julia Roberts y Owen Wilson como pareja estelar, contribuye a este noble propósito. El derribo de estigmas y discriminaciones es un objetivo que debe ser compartido por todas las personas con sentido común y sensibilidad, y la normalización social de quienes padecen graves distorsiones físicas del rostro entra en esa finalidad: el sufrimiento de los niños que padecen esas alteraciones no puede ser aumentado por muestras de desagrado, ni mucho menos de rechazo. Una sociedad sana, madura y educada se caracteriza por aceptar la des-uniformidad y por no herir los sentimientos de quienes tienen patologías como las fisuras faciales graves. Y al dato positivo del éxito de Wonder hay que añadir que su estela ha generado un proyecto educativo pionero en el que participan estudiantes de primaria de Vigo y Madrid y universitarios de la UB.