A punto de terminar la campaña electoral, todos los partidos apelan al mal llamado voto útil. Si partimos de la hipótesis de que existe dicho voto útil, existiría entonces un voto inútil. Damos por hecho, por tanto, que no todos los votos valen igual, y así es gracias a la injusta ley d´Hont, un reparto de votos que todo el mundo critica pero nadie cambia.

Nos topamos entonces con la primera anomalía democrática que hemos llegado a asumir con normalidad: Los votos no valen todos lo mismo. Cuesta mucho menos poner un diputado en el Congreso en una circunscripción pequeña que en una gran ciudad. Y sin embargo en la Cámara sí que valen lo mismo los votos de esos diputados cuando tienen que elegir presidente y aprobar las leyes, aunque uno represente a mil personas y otro a cien mil.

De esta injusticia se han estado aprovechando los distintos grupos nacionalistas y separatistas cuyo apoyo han necesitado tanto socialistas como populares cuando no han tenido mayoría absoluta y que tan caro nos ha costado a todos los españoles con el traslado de competencias a las Comunidades Autónomas, ahondando en las diferencias entre españoles al no existir un sistema educativo o un sistema sanitario, sino diecisiete diferentes.

De modo que cuando hablamos de voto útil damos por hecho esa injusticia y además miramos lo que supuestamente van a hacer los demás. Otra anomalía democrática, pues no existe el voto colectivo. El voto es personal, intransferible, propio, privado, incluso podríamos decir sagrado. Los votos no son de la derecha o de la izquierda, ni mucho menos son votos que pertenezcan a un partido.

¿Qué es el voto útil?

El PSOE, Ciudadanos y Podemos dicen que el voto útil es el que se hace a cada uno de ellos porque todos propiciarán el cambio y éste será más radical o más moderado según cada partido. Aunque si finalmente pactan entre cualquiera de los cuatro grandes, al final lo que el votante creía que sería un “voto útil” lo habrá sido para que posiblemente gobierne un partido distinto al que ha votado. Es un voto muy útil, pero sólo para los políticos.

El Partido Popular te dirá que el voto útil es votarles a ellos para que no llegue Podemos .Otra anomalía democrática porque el voto siempre debe ser pro-algo y no anti-algo.

Pero, ¿ha sido útil votar al PP en 2011 si no ha cumplido con el programa electoral que presentó aun teniendo una mayoría absoluta muy holgada? ¿Ha sido útil si las nefastas políticas de Zapatero han permanecido intactas? ¿Ha sido útil votarles el 20-D cuando ni siquiera se presentaron a la investidura? ¿Va a ser útil darles cinco o seis escaños más en esta ocasión para que hagan lo mismo? ¿Es útil prestar tu voto para que no se haga lo que se promete e incluso lo contrario de lo prometido?

Un voto útil es el que se hace siempre de manera personal por el partido que en cada momento electoral presenta un programa más afín a tus pensamientos y valores, con el que te sientes más identificado independientemente de lo que haga tu vecino de al lado.

Un solo diputado, un puñado de ellos, puede resultar muy útil para romper un empate, para poner como condición a una posible negociación de pactos, no un ministerio o un sillón, sino la implantación mínima del programa electoral con el que te presentas, llegando a consensos con los demás.

Un diputado de Vox o varios, haríamos que el PP volviera a las políticas que jamás debió abandonar. Defenderíamos con pasión la eliminación de las carísimas e ineficaces Comunidades Autónomas y el Senado, la despolitización real de la justicia, la devolución de competencias de educación y sanidad al Estado central, la libertad de elección de los padres para decidir el tipo de enseñanza que quieren para sus hijos, la rebaja real de impuestos, la ayuda a las familias y el derecho a la vida, la lucha contra los separatistas y contra la desigualdad entre españoles.

Si se busca el sentido común, sin estridencias y buscando volver a hacer España grande otra vez, no puede haber voto más útil.

Enrique Rubio Merino, candidato de Vox por Córdoba al Congreso de los Diputados.