Vengo de declararme a Hacienda rendido por el amor que nos viene de Panamá y otros lugares fiscalmente paradisíacos (tó pa ná, que diría el gran Vicente Núñez). Y sostenido por mi banco amigo en la cuestión orgásmica, tan propia del caso.

Tras una mamporrera gira en torno al colegio electoral favorito, retomo las finas esencias de Rute que me animan en el parloteo político y en la anímica trastienda. Acto seguido, pasada la Ciudad de los Niños, me encuentro en La Providencia del Corregidor con Manuel Sanchiz Salmoral, Manuel Fernández, Antonio Galán, Manuel Gahete y Juan Andrés de Gracia. Hablamos del evento de las urnas ante el de Rute, al que nos invita Stelia Marius. Antes de que huyan como es costumbre cuando el verso este suelto de la izquierda anda inspirado (Rafael Morales dixit), les cuento la cosa aquella de cuando aquí el dicente fue aspirante, en 1977, a un escaño del Congreso de los Diputados con la candidatura del Frente por la Unidad de los Trabajadores (el FUT entre amigos).

Una coalición formada por partidos de ideología tal que así: Liga Comunista Revolucionaria (LCR), Acción Comunista (AC), Organización de Izquierda Comunista (OIC) y Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). No hace falta decir, pero si hay que decirlo se dice, que la coalición electoral aquella no pudo comerse una rosca al obtener casi cuarenta mil votos en toda la España posfranquista.

Lo que no se dice es que El Papi y El Cahue, aquellos dos bichos lenguaraces, fueron expulsadísimos de la OIC, debido a que su actitud durante el electoral periodo pudo relajar la disciplina entre la puta militancia de base. La disciplina en los partidos políticos del materialismo dialéctico, igual que en los del Santiago y cierra España, es como en la Legión. La diferencia consiste solo en que allí usaban sacos de arena de 25 kilos para cargar en las espaldas de los pobres gilipollas que se indisciplinaban, y aquí se limitan a expulsarlos. Resumiendo, que los dos prendas buscaron alivio en la CNT y sus expulsores se refugiaron en lo que años después sería, con chándal o sin chándal, Izquierda Unida y a quien Dios se la dé que San Carlos Marx y Vladimir Lenin se la bendiga, o como se diga ahora.

Acto seguido estamos hasta el alba hablando de cuestiones de capital importancia. Como es el artículo titulado ‘Hace cuarenta años del verdadero cambio’, que Manuel Sanchiz ha enviado al Diario CÓRDOBA con el ruego habitual de su publicación en el suplemento Zoco, igual que otros sobre el Ateneo de Córdoba o sobre la independencia del Sáhara, que fueron publicados.

También comentamos el último libro que ha escrito Sanchiz Salmoral, pendiente de publicación, que es la Historia de la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas, sociedad fundada en 1917, una fábrica de maquinaria que protagonizó la vida industrial y sindical de la ciudad de Córdoba en la segunda mitad del siglo XX.

No podían faltar en esa tertulia debates importantes como los denegados ascensores por silencio administrativo, ni el abandono del Polideportivo del Sector Sur. ¿Qué tiene la Administración contra ese barrio, Isabel?